PREGONERO 2.015 Francisco Antonio Gisbert Miró
PRESENTADOR Norton Gisbert Miralles
En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento a todos los asistentes, a la Cofradía del Cristo Yacente y Nuestra Señora de los Dolores, Cofradía del Santísimo Cristo Agonizante, Gremio de Labradores e instituciones municipales y eclesiásticas por haberme dado la oportunidad de pregonar una de las celebraciones más carismáticas de nuestra querida ciudad de Alcoy.
Dedico este pregón en especial a la memoria de mis padres y mi hermana y a toda la gente que se siente vinculada de alguna forma a la Semana Santa Alcoyana.
No se si estaré a la altura de mis anteriores pregoneros, pero en estas líneas he puesto todo mi corazón.
Yo no soy nadie relevante en la vida de Alcoy, tampoco tengo méritos profesionales, ni siquiera tengo un papel destacado en la Semana Santa Alcoyana. Quizá mi único escrito es que soy componente del Gremio de Labradores desde el día que nací. Cuando di mis primeros pasos, recién nacidos los dientes, me colocaron unos pantalones cortos y una chaquetilla y me sacaron a la calle. Y desde ahí, desde las filas, desde debajo del trono del Nazareno, he ido aprendiendo de vosotros, viendo como viven la Semana Santa las sencillas gentes de Alcoy.
Como sabéis yo nací en la casa del Nazareno, y mi madre en la anterior ubicación donde se encontraba el Nazareno y mi abuelo y mi bisabuelo y mi tatarabuelo, es decir mi familia ha estado vinculada mucho al Nazareno de Alcoy y de alguna forma metida en la semana santa alcoyana, con esto os digo que plasmar esta venida de semana santa, os la puedo mostrar sobre vivencias y anécdotas contadas por mis antepasados que no dejan de ser curiosas y siempre vinculantes a la semana santa alcoyana con el Gremio de Labradores.
Recordemos que hace unos años que nuestra semana santa en la calle se encontraba en una situación de extrema pobreza, y tras poner nuestro empeño con voz propia de los alcoyanos que creían en esa semana santa, resurgimos y con mucha humildad nos encontramos con ese Alcoy y su gente que responde siempre ante adversidades, poniendo y haciendo frente a problemas y sin saber solucionarlos escribir recto sobre renglones torcidos. Con esto os vengo a decir que la semana santa actual en Alcoy es como las anécdotas contadas por mis antepasados en donde siempre había gente en las calles al paso de sus procesiones, en las iglesias con sus alabanzas, en las capillas para admirar sus imágenes. En definitiva Alcoy y su semana santa.
Gracias a la familia guardamos vivencias sentidas que nos dejaron un hondo recuerdo. Y es que en semana santa hay momentos que son iguales cada año, no dejando por ello de ser recordados con idéntica nostalgia.
En la familia aprendemos a amar, porque nos lo enseño nuestra madre. Una madre es lo más grande que hay en la vida, y nada más hermoso que su amor. ¿Cómo seria la Virgen para que Dios la eligiera para ser madre de su hijo?.
Han `pasado vente siglos, ha cambiado la concepción del Mundo y han surgido nuevas ideas, pero el mensaje de Cristo sigue inmutable y vigente. La resurrección de Jesús es el hecho más importante y trascendente de la historia. Toda la semana santa no es sino reflejo de la absoluta inmensidad y grandeza de Dios.
Que nuestra semana santa siga siendo modelo de convivencia en las calles, que sepamos conservar y transmitir el valioso legado de nuestros mayores, que nos entusiasme la idea de construir un Alcoy justo. Que los alcoyanos tengamos siempre afán de superación frente a la adversidad, que nunca nuestra ciudad pierda su esencia, que ilusionemos a la juventud, que nos recuerden por la honradez, el amor, las buenas maneras y la concordia, que pasemos por esta vida haciendo el bien.
NUESTRAS COFRADIAS
Pensemos en las Cofradías y el Gremio de Labradores que sin esperar nada a cambio proponen siempre una semana santa cada año con ilusión y trabajo. Una Cofradía es una asociación pública de fieles pertenecientes a la Iglesia Católica. No cabe otra definición, ni cabe otra forma distinta de venerar a la Santísima Virgen y adorar a su Señor.
Las cofradías no pueden caminar por otra senda que no sea la Palabra de Dios, y no pueden hacer estación de penitencia sin oración. Una cofradía no pertenece a la delegación de fiestas o cultura de ninguna corporación, ni en ellas hay sitio para el figurín. Nadie puede poner su apellido como posesión de honor, y nadie puede perpetuar su puesto como privilegio a su labor.
Y una Cofradía no es una isla, no es un monolito en medio de la llanura, no es un juego de competición a ver quién lo hace mejor, o quién tiene o estrena más enseres cada año, la Cofradía no es un combate a puño cerrado. Las cofradías sois hermanas gemelas, hijas legítimas de Padre y Madre.
Habéis tenido la misma cuna: la Iglesia que intenta que os llevéis como buenas hermanas, y si hay conflictos o desencuentros lo arregléis en el diálogo y entendimiento.
Porque el trabajo de una Cofradía no se limita a un día o a una semana, no es una travesía que sólo dure una jornada, cuesta mucho poner en la calle un desfile procesional: muchas reuniones, muchas actividades para recaudar fondos, muchas horas de limpieza de enseres, a veces, muchos disgustos, sinsabores, horas quitadas a la familia y a los amigos, y se hace con gusto cuando hay armonía, buen ambiente, cordialidad, todos a una, por desgracia, a veces las cofradías son lugares de división y tensión, de enemistad y discordia.
No permitáis nunca, que vuestras cofradías se conviertan en campos de batalla. Dejarían de ser cofradías, para convertirse en grupos de poder, no dejéis nunca que alguien quiera convertir la cofradía en su cortijo, o en su propiedad.
Buscad entre los creyentes de las parroquias, a los más buenos, solidarios, emprendedores, humildes, trabajadores, sencillos, también pecadores, con defectos, con genios… pero sin saber guardar para mañana lo que ha ocurrido hoy, esos serán buenos cofrades, esos serán el futuro de las Cofradías.
Un ruego, amigos cofrades, seguid sembrando en el corazón de los más pequeños la devoción, pero no los confundáis con vuestra buena o mala intención, y seguid transmitiendo la Fe, la Esperanza y el Amor, no permitáis que nadie se convierta en capataz de tronos sin devoción. Los que quieran ser cofrades que lo sean de corazón, de honor, y que dejen de decir lo mal que lo hacemos, y metan su hombro o su costal en el trono de la unión.
La semana santa se hace vida. Cristo camina, nosotros lo llevamos. Las procesiones recuerdan el peregrinar de Jesús y atestiguan en el cristiano el compromiso de seguir su santo ejemplo. Quien quiera seguir a Cristo en ese camino, deberá llevar consigo la cruz y una Fe muy grande en Dios; de otro modo, ni procesión ni camino tendrían sentido. Debemos aprender de su humildad, de su dolor y de su cruz.
DIAS SIGNIFICATIVOS.
Conozcamos los días
Domingo de Ramos:
Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y batiendo las palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participemos en la misa.
En nuestra ciudad tenemos una imagen que es la de la “Burreta” y sale cada Domingo de Ramos a la calle, es una imagen tierna, humilde y llena de amor hacia los mas pequeños; es la predilección de Jesús por los niños, el mejor fruto que Dios nos ha regalado. Dejad que los niños se acerquen a mí.
Y por la tarde ya noche celebramos en nuestra ciudad ese momento emblemático que lo es, el de la despedida de nuestra Virgen de los Dolores con nuestro Padre Jesús Nazareno; de como nuestra Madre va hacia el encuentro con su hijo martirizado, exhausto, viéndolo en tres ocasiones, observándolo con sus tres caídas y a la vez arrodillándose compartiendo el dolor. Sera la última vez que una madre ve a su hijo vivo.
Esta es una representación donde intentamos plasmar esos encuentros con sus caídas de nuestro Padre Jesús Nazareno y esas reverencias de su Madre, aquí en nuestro Alcoy, en un cruce de calles, en el “El Canto Pinyó”.
Es estremecedor como cuando rompe la noche ves, como una simple procesión se transforma en algo nuestro, algo que te hace pensar, recapacitar, emocionar en silencio.
Y esas saetas que empiezan a sonar, que empiezan a `ponerte la piel tensa, es emoción hecha realidad.
Lunes Santo y Martes Santo: Son los días preliminares de preparación, ensayos y ajustes.
Miércoles Santo: Vía Crucis Cristo crucificado
Tarde que recordamos ese Vía Crucis con todos los pasos de peregrinación, de dolor de Nuestro Padre, tiempo de reflexión a la vez de petición, de recordar, de asumir, de ese gran fallo que tuvo la humanidad, de esa vida que la dio para poder salvarnos, recapacitemos, seamos mejores.
Jueves Santo: Procesión del silencio
Comienza del triduo Pascual. Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad y humildad de corazón con los demás. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a prenderlo.
Viernes Santo: Procesión del Santo Entierro
Día de máximo dolor, día de riguroso luto, hoy todo es oración. Todo se ha consumado. Cristo ha muerto. Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.
Día en que se ven todas nuestras imágenes semana-santeras alcoyanas en la calle para el gozo y disfrute de todo peregrino fiel a su devoción. Es el día principal de la semana santa, es la vida exteriorizada en nuestras calles, el calvario ocurrido hace más de 20 siglos trasladados a Alcoy, que grande puede ser ver gente volcada en su ciudad, emocionada tras los pasos de la semana santa.
Sábado Santo o Sábado de Gloria: Día transcendente
Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.
Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua:
Un aroma de resurrección dará los buenos días a la Virgen y a todo el pueblo que la acompañará en busca de Jesús resucitado, que nos inundara de alegría a todos y liberará de dolor a los muchos corazones que días antes habrán llorado de tristeza. En un gesto de inmensa y desbordante felicidad, Jesús y María volverán a encontrarse en la procesión “Dels Xiulitets” o del Santo Encuentro que viene celebrándose desde 1645. Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos.
IMÁGENES
Nuestras imágenes:
Y las imágenes de nuestro Alcoy, que podemos decir de nuestras imágenes, que son las mejores, las más bonitas, las que más nos emocionan, creo que nos estamos contestando nosotros mismos, la nuestra es la mejor, diremos cada uno, todas las imágenes son bellas y representativas, y cada imagen esta hecha para nosotros.
Nos encontramos
La Burreta.
Simboliza la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
Cristo Agonizante.
Representa ese paso agonizante entre la vida y la muerte, una de las tallas más emocionantes.
La Dolorosa.
Es una advocación de la Virgen María, y nos invita cada vez que la observamos a recapacitar en los siete dolores de María, siendo estos; la profecía de Simeón, la persecución de Herodes y la huida a Egipto, Jesús perdido en el templo por tres días, María encuentra a Jesús cargado con la cruz, la crucifixión y muerte de nuestro señor, María recibe a Jesús bajado de la cruz, y la sepultura de Jesús.
La Soledad.
Es la Virgen en busca de su hijo martirizado.
El Nazareno.
Él sabe su destino, no se resiste a nada. Padece todo el peso del madero. Al salir comienza su largo caminar, el más doloroso. Sobre su humilde túnica morada, que cubre sus llagados hombros, soporta el pecado de todo ser humano. Sus cabellos bañados en sangre caen bajo la corona de espinas. Su rostro herido y desfigurado por las llagas, la sangre y el sudor del esfuerzo. Con los pies desnudos y ensangrentados lo vemos encorvado por el enorme peso del travesaño de la cruz, signo máximo de nuestra salvación.
El Yacente.
Impresiona por su rigidez y su rostro de dolor, impresiona lo grande que es, y el olor a sufrimiento que desprende todo su cuerpo. Realmente la muerte fue descanso para aquel torturado cuerpo, ya sólo detrás de la muerte podía estar a salvo, a veces, sólo detrás de la muerte estamos a salvo del dolor y del sufrimiento. El yacente espera en silencio la salvación de Dios.
Luego el paso continúa su marcha, ahora el Cristo va acompañado. Y, ¿por qué la Virgen va delante del Cristo? No tiene mucha lógica. En cierta ocasión le pregunté a un sacerdote por esta cuestión y me contestó: Pues verás, porque en este camino interior, la madre va abriéndole paso al Hijo. La primera parte del camino la recorremos con el auxilio de nuestra Madre Divina, pero la parte culminante la realiza el mismo Cristo en nosotros. Nadie va al Padre sino por mí, nadie llega al Padre sino a través del Cristo, y nadie llega a alcanzar los misterios del Cristo sin el auxilio de la Madre Divina.
SEMANA SANTA ALCOYANA
Semana Santa. Dos palabras que expresan la espiritualidad, la religiosidad y la fe de un pueblo. Dos palabras que resumen la manifestación de una cultura heredada de nuestros antepasados, llena de creencias y sentimientos, de miedos y de esperanzas.
Seguramente, todos hemos recordado procesiones, cofrades, sonidos de trompetas y tambores, y algunos también habrán pensado en sentimientos: semana de dolor, semana de oración, semana de pasión…. Recordamos los atributos, los adjetivos calificativos, las etiquetas, que, a lo largo de la vida, cada uno de nosotros hemos ido poniendo a estas palabras.
Los alcoyanos hemos ido construyendo el significado de estos términos desde muestra infancia; alzando la cabeza al paso de las procesiones para observar las imágenes en lo alto de los «pasos», fijando nuestras pupilas en la mirada perdida de la escultura de Jesús Nazareno, de la Virgen de los Dolores, del Cristo Agonizante, del Cristo Crucificado, del Yacente….
Los cofrades capirotados provistos de velas y hachones uniendo sus pasos, escoltando un Santo Sepulcro que deja ver un cuerpo yacente, las mujeres con mantilla negra en señal de duelo, acompañando a Nuestra Señora de la Soledad, y ese sonido agudo del trompetín que, en medio de la noche, ordena el compás de tambores y trompetas, constituyen y son señas de identidad que han generado en todos nosotros emociones y sentimientos y, de manera inconsciente, también se han asociado en nuestra memoria a esas dos palabras, Semana Santa; dotando a nuestra representación mental de un significado particular, fruto de una experiencia emocional.
Cofradías gremiales, devocionales, de penitencia, de sacrificio, asistenciales, cofradías de nuestros padres, hermanos y amigos. Sotanas, cíngulos, palios y escudos. Devoción con mayúsculas. Devoción del cofrade que vive su filiación en silencio, del penitente anónimo que pone en manos de Cristo su destino, o de quien reza al paso de la imagen.
Devoción y dolor. Dos sentimientos que han impregnado el aire e invadido nuestros sentidos, que también han estimulado nuestra mente y han moldeado nuestra conciencia y nuestro yo.
Desde hace siglos, cada primavera, al finalizar el tiempo de Cuaresma, los habitantes de Alcoy vivimos la Semana Santa recreando la última etapa de una historia conocida por todos; la de un hombre humillado y crucificado y la del Señor resucitado y glorioso.
Representamos una historia que sucede en los montes de Judea en el año 33 de nuestra era, según el calendario gregoriano. Que comienza con la reunión de Jesús y sus doce apóstoles en torno a una mesa para compartir pan y vino; «Cuerpo y Sangre».
Un acontecimiento que continúa con la traición de Judas y el prendimiento de Jesús por la guardia del llamado Sanedrín.
Un condenado que muere martirizado en el cruel suplicio de la crucifixión, destinado por los Romanos al castigo de revolucionarios y esclavos, y cuyo cuerpo es depositado en una tumba cubierto tan sólo por un sudario.
Sin embargo, la tumba, ofrecida generosamente por aquel hombre rico llamado José de Arimatea, no es el último capítulo de la historia de ese condenado. En efecto, hay una etapa después, sorprendente e inesperada que recreamos el Domingo de Resurrección: El Encuentro Glorioso.
El último capítulo de esta historia no es la cruz, ni el sepulcro, sino la luz de la resurrección y de la gloria. El Domingo de Gloria, las imágenes son portadoras del gran mensaje de Cristo. El significado que cada uno de nosotros debemos descubrir meditando, orando.
Cada año, la procesión de nuestros «pasos» nos ayuda a recorrer y recordar de nuevo las etapas de esta historia y nos ayuda a volver a pensar, a reconstruir nuestra representación mental, de la última etapa de la vida de Jesús y a encontrar en ella el gran significado de las palabras Semana Santa.
La Semana Santa es tiempo de meditación. De entender que jamás podremos responder al sentido de la vida con afirmaciones absolutas. Que la «Vida» es un mosaico de acontecimientos que conforma el destino de cada hombre, como lo hizo con Jesús; un destino distinto y único para cada uno.
Es entonces cuando apreciamos en toda su extensión el verdadero significado de estas dos palabras: Semana Santa. Semana de sufrimiento y muerte, pero también de júbilo y esperanza.
Así pues, cofrades y fieles, vecinos y forasteros, avancemos juntos a lo largo de este itinerario de oración un año más en nuestro querido Alcoy, viviendo una nueva Semana Santa, no para hacer simplemente memoria histórica de un suceso pasado, sino para sentir la emoción de un acontecimiento áspero y duro, buscando su significado, y para proclamar de nuevo el mensaje de alegría y esperanza.
En estos tiempos más que nunca porque me enseñaron como lo hicieron mis mayores, fue el significado del respeto. Se puede pensar diferente, se puede ser diferente, pero el respeto es aceptar e intentar comprender a los demás.
Eso, el respeto a las personas, a las creencias y a las instituciones, que me enseñaron mis mayores, es lo que he venido a escuchar y he escuchado esta noche, es lo que he venido a pedir y pido esta noche. Respeto para la Semana Santa, para quienes la conforman, para quienes la construyen, para quienes la representan y para la gran parte del pueblo de Alcoy que la vive.
Ojalá nunca nadie vuelva a despreciar la Semana Santa. Quienes han intentado hacer bandera de ella, sin reconocer que lo es de todos, debieran reflexionar sobre que se le hace. En cualquier caso, ya nos advierte el Evangelio: “… por sus actos los conoceréis.”
Hoy mantengo, como he mantenido siempre, que la Semana Santa de Alcoy es parte de la entraña misma de los alcoyanos, que se puede entender de muy diferentes maneras, porque si nosotros negamos o jugamos con lo nuestro, nadie sabrá apreciarlo en su justo valor.
Permitidme contaros una pequeña historia que mi padre me contaba porque leyó y me lo quiso transmitir:
Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos.
Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del viejo y le preguntó:
Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos?
Sí, mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?
Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión.
Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros científicos dicen de todo eso.
Y… ¿es eso mismo lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia?
Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia.
El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que nadie. En la tarjeta decía:
Profesor Doctor Louis Pasteur
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas
Universidad Nacional de Francia
‘Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima’.
Si trasladamos este mensaje de Louis Pasteur a la Semana Santa, podríamos concluir: Si la vivimos superficialmente, con toda seguridad, no nos aportará ningún beneficio personal. Si, por el contrario, la vivimos intensamente, en algún momento encontraremos sin lugar a dudas un encuentro personal con Jesús, porque serán muchas las ocasiones propicias, los sentimientos adecuados, el ámbito deseado para compartir con Jesús las manifestaciones de la Redención.
La Semana Santa de Alcoy es grande porque vosotros la hacéis grande, porque hacéis de Jesús el único protagonista y porque con vuestra amplísima participación la aproximáis a todos los alcoyanos y a los visitantes que llegarán a nuestro entorno queriendo encontrar en la Semana Santa de Alcoy, algo diferente y esencial.
Después de todo el trabajo llega la Semana Santa, y ves los pasos adornados con la imagen a la que tanto quieres… y se te va agrandando el corazón en el pecho.
Y cuando llega el momento de salir en procesión por las calles de nuestro Alcoy, y te metes debajo del paso, y llega el olor a velas, se te para la respiración, te falta el aire y entonces sientes que el Señor te está recompensado tu esfuerzo.
Pertenecer a una cofradía muchas veces parece que no puede llevarte a Dios. Es cierto que muchas personas que están en la cofradía no vienen a recibir fuerzas en la Eucaristía, pero también es cierto que el Señor siempre va sembrando, siempre nos está llamando, siempre está en nuestra puerta esperando que le abramos.
Ahora sólo queda que cada uno de nuestros corazones viva en su interior la Semana Santa como ha de vivirse. Ahora sólo queda que nuestros corazones vestidos con las túnicas de las cofradías sean verdaderamente corazones de hermano y vivamos conforme al ejemplo de Jesús no hoy, ni mañana, ni pasado, sino durante todo el año.
Espero que mis palabras os hayan servido para adentrarnos en la Semana Santa que hoy os anuncio. Así, como os lo he contado, es como veo yo la semana Santa de mi Alcoy y, como dice el tópico «Así es, si así os parece».
Yo os convoco a vivirla intensamente desde la fe.
Que la semana santa nos reúna.
Que la semana santa nos una.
Que la semana santa nos haga mejores.
Muchas gracias.