EL LATIDO DE ALCOY EN CADA PASO

Como Mayoral del Gremio de Labradores Jesús Nazareno, el peso y el honor de este cargo se asientan en lo más profundo de mi ser. Somos el último gremio activo en Alcoy, un faro que alumbra la senda de nuestra historia, la voz que no permite que el eco del pasado se apague. Es una bendición y una inmensa responsabilidad.

Cada vez que nos preparamos para una procesión —ya sea el fervor humilde del Jesuset del Miracle, la solemnidad contenida del Domingo de Ramos o el Viernes Santo, la explosión de fe en la Trilogía de San Jorge con nuestros históricos Guiones Gremiales, el sagrado Corpus Christi llevando a hombros el Santísimo, o el íntimo aniversario de la Capilla de la Adoración Perpetua—, no solo cumplimos con una tradición. Estamos, con cada paso, tejiendo de nuevo el tapiz de nuestra identidad, ese que nos une como pueblo.

Miro a los niños de Primera Comunión lanzando sus pétalos, inocentes y puros; veo la gracia del Grup de Dançes Sant Jordi; siento la ilusión en los ojos de los Cargos Festeros que hoy se estrenan, y con especial emoción, el caminar de Sant Jordiet en su primer acto oficial. En todos ellos veo la semilla del futuro. Es en sus sonrisas y en su participación donde reside la verdadera esperanza de que todo esto perdure.

Desde lo más hondo de mi corazón, mi mayor anhelo es que esta llama, la que encendieron nuestros ancestros labradores, carpinteros, herreros, comerciantes y textileros, siga ardiendo con la misma fuerza. Que el espíritu de hermandad, de devoción y de arraigo a nuestras raíces, que simboliza nuestro Gremio, se transmita inquebrantable de generación en generación. Que el latido de Alcoy, tan ligado a estas tradiciones, resuene fuerte en el futuro, tan vivo y auténtico como lo es hoy.